Porque quiero La Paz, pero además porque:
Porque he visto la guerra y sus horrores me marcaron, como aquel día en que cogí una bicicleta y cuando había pedaleado una cuadra explotó la bicicleta que estaba al lado de la que estaba parqueada al lado. O como cuando pasé por el sitio donde una semana antes había habido combates y se podía oler pólvora y sentir la muerte; o cuando ví en el aeropuerto los estragos que deja la explosión de un cilindro bomba con grapas y pedazos de chatarra incrustados en paredes y puertas de un sitio público y otra vez la muerte; pero sobre todo cuando escucho testimonios de las víctimas de la guerra en las veredas azotadas por el conflicto que quieren que la guerra pare ya y es lo mínimo que podemos hacer los colombianos por ellos.
Porque siento que en la guerra todos, hasta los victimarios somos víctimas directas; al final los productos de la guerra siempre son más perversos que la guerra misma.
Porque las balas no pueden representar al más mínimo argumento y silenciar las balas y proteger la vida SÍ representa el mayor argumento de valentía que podemos presentar hoy los colombianos.
Porque tengo la esperanza de pasar de la sin razón del intercambio de disparos a la razón del intercambio de ideas.
Porque estamos decidiendo qué el monopolio de las armas debe estar en manos de las fuerzas armadas para poder regular y vigilar su uso.
Porque hasta nuestras ciudades y sus problemas también hoy son un producto de la guerra, del desplazamiento, del despojo. Y hoy se vislumbra un futuro para que todos miremos con amor y esperanza al campo y se abre la puerta para que sobre todo los jóvenes vuelvan al campo.
Porque cualquier proceso de desmovilización (incluso el de los paramilitares) ha demostrado reducir las acciones violentas, las masacres y las muertes de manera dramática.
Porque me genera más confianza para llegar a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, un proceso construido con seriedad, con diálogo, con argumentos, con garantías y garantes, que un proceso secreto que no se hizo de cara al país, lleno de irregularidades y que no permitió llegar a la verdad.
Porque para mí sinceramente no hay ningún problema en ver a las FARC exponiendo sus sus ideas por las vías legítimas, las de la política. Allí justamente es donde deberían estar y no detrás de las armas.
Porque yo no me creo que el país cambie el lunes por firmar el plebiscito pero sí me parece que es el inicio para que lo cambiemos entre todos.
Porque siento orgullo de que me haya pasado esto y de que se vislumbre un mejor país para nuestros propios hijos sin tener que esperar que más generaciones para ello.
Porque por todas estas razones y quizás más, para mí este día es una fiesta nacional.
Sinceramente ¡Yo digo SÍ!
#solollamolaatencion
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